13 abr. 2020
CONFINATS AMB POESIA: ALEXIS VALDÉS
En aquests dies d’incertesa i la por que genera al mon sencer aquesta terrible pandèmia del coronavirus, ha començat a circular un bonic poema titulat «LA ESPERANZA».
S’ha atribuït a diversos autors, entre ells al famós poeta uruguaià Mario Benedetti. No consta en la seva obra complerta i, per tant, no hem d’atribuir-li a ell. També s’ha dit que era de l’humorista argentí Luís Landriscina. Ell mateix ho ha negat i ha fet alguna cosa més: ha intentat escatir de qui és i, segons ell, ho ha aconseguit. Ens diu que és d’ ALEXIS VALDÉS, un actor i humorista cubà que viu a Miami i que té el seu propi programa de televisió.
Per la seva banda, Valdés, s’ha mostrat emocionat en saber que el seu poema ha donat la volta al món i ha dit que «es un honor que se lo hayan adjudicado a Landriscina, porque lo admiro mucho, y también su honestidad. Cuando empecé a actuar, en los años 80, mis ídolos eran actores argentinos, soy un fanático de su cultura”. Explica que ha estat la situació de pandèmia que viu el món la que va inspirar el poema i que el va publicar al seu Instagram. També ha dit que creu “que los que aprovechen este tiempo creativamente, para leer, crear algo, enforcar en algo positivo, son quienes van a poder salir reconfortados de esto”.
El poema és el següent:
LA ESPERANZA
Cuando la tormenta pase
Y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.
Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.
Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.
Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.
Ya no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia
Seremos más compasivos.
Valdrá más lo que es de todos
Que lo jamás conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos
Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.
Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.
Y quizás el viejo pobre
era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.
Y todo será un milagro
Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.
Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado.
(Alexis Valdés)
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