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30 abr. 2011


Sábato: acèrrim defensor dels drets humans

Classificat com a Drets humans,LITERATURA

Ha mort Ernesto Sábato als 99 anys. Reconec que no li he llegit cap llibre. Però sí que l’admirava com acèrrim defensor que fou dels drets humans en una època fosca i difícil d’Argentina. El seguia i l’admirava per la seva fortalesa i valentia.

"Nuestro pueblo sólo ha conocido horrores semejantes a través de crónicas de otras latitudes", va advertir l’avui desaparegut escriptor Ernesto Sábato al ‘Nunca Más’, informe que resumeix les indagacions sobre els crims comesos per la dictadura argentina de 1976 a 1983.

El 20 de setembre de 1984, la Comissió Nacional Sobre la Desaparició de Persones(CONADEP), creada pel llavors president Raúl Alfonsín (1983-1989), va lliurar al govern el document que recull milers de testimonis de supervivents i de familiars de víctimes del règim. "Hem viscut un descens als inferns", va dir Sábato, que va encapçalar la comissió de notables a instàncies d’Alfonsín, en presentar l’informe.

El ‘Nunca Más’ va ser la base de l’acusació de l’històric Judici a les Juntes, considerat el ‘Nuremberg argentí’, que el 1985 va condemnar a Jorge Videla i Emilio Massera, entre d’altres màxims responsables de la dictadura, a la qual Sábato va definir com "la tragèdia més salvatge de la història " argentina.

Sobre la seva atzarosa vida escriu ell mateix:

"Puede parecer un acto de horrible esnobismo que tres crisis fundamentales de mi vida se sucedieran en París, pero efectivamente así fue.

La primera se produjo en el invierno de 1935, cuando yo era un muchacho de 24 años. Desee 1930 milité en la Juventud Comunista, cuando la dictadura del general Uriburu. Abandoné estudios, familia y mis comodidades burguesas. Viví con nombre supuesto en La Plata, en cuyos suburbios estaban los dos frigoríficos más grandes del país, donde se explotaba despiadadamente a toda clase de inmigrantes, que vivían amontonados en tugurios de zinc, rodeados de pantanos de aguas podridas. Repartíamos manifiestos, participábamos de la organización de huelgas. Hacia 1933 fue ya secretario de la Juventud Comunista, cuando habían empezado mis dudas sobre el estalinismo, y entonces resolvieron mandarme a las Escuelas Leninistas de Moscú, a purificarme. Si hubiese ido, no habría vuelto jamás vivo. Tenía que pasar previamente por Bruselas, por un congreso contra el fascismo y allí supe con horrendos detalles de los "procesos" de Moscú.

La segunda fue cuando, entonces, me escapé a París, viví un invierno muy duro en la piecita de un compañero disidente, mientras el partido me buscaba. Logré volver a la Plata, donde proseguí mi carrera en física-metemática. Cuando terminé mi dieron una bourse para trabajar en el laboratorio Curie, donde trabajé durante casi un año y, allí en París, asistí a la ruptura del átomo de uranio, que se disputaban tres laboratorios: ganó la "carrera" un alemán. Pensé que era el comienzo del Apocalipsis. Viví en una confusión horrible, mientras escribía mi primera novela y cometí la infamia de dejar que Matilde se volviera a la Argentina con nuestro primer hijo, de pocos meses, mientras yo tenía una amante rusa.

La tercera crisis fue consecuencia de todo esto, y de mi vínculo con los surrealistas: Domínguez, Matta, Wifredo Lam y otros. En otro día de invierno fuimos con Domínguez, a la tarde, al Marché aux Puces y volvimos después en el Metro hasta Montparnasse, donde tenía su estudio Domínguez. En la calle, ya era de noche, en un especie de nevisca, Domínguez se detuvo y me dijo:"¿Qué te parece si esta noche nos suicidamos juntos ?" No era una broma, era muy propenso, como lo probó años después. Yo me negué, aunque también me atraía el suicidio: me salvó mi instinto, y aquí estoy, junto a la Matilde de todos los tiempos, una de esas "mujeres fuertes de la Biblia", que está muriendo, en medio del dolor más profundo de mi vida, en el final de una existencia muy compleja."

(Ernesto Sábato, 24 de enero de 1995)

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