15 març 2020
TELEPREDICADOR PEDRO SÁNCHEZ
Estimado, o no, Pedro Sánchez:
Ya sé que esperar inteligencia en algunos políticos es como esperar que el rey nos diga en qué trabaja. Sin embargo, abandonada la esperanza de que la política solucione muchos problemas, que al final acaba solucionando la sociedad civil (especialmente la clase trabajadora), lo que exijo es no tener (como afirma muy bien Antonio Baños) un gobierno gilipollas. Tu discurso de ayer fue lo más patético, demagógico e insultante que la historia de esta “democracia avanzada” nos ha regalado en las últimas décadas. Salió más veces la palabra España que la palabra coronavirus, afirmaste que en una pandemia “no hay territorios” (what the fuck?), no cierras el mayor foco de contagio que es Madrid porque prefieres “una, grande y contagiada”, soltaste una larga parrafada final que se acabó aplaudiendo desde VOX porque te has cargado la poca autonomía de las comunidades llamadas autónomas por algo, te empeñaste en demostrar que la Constitución es un libro mágico que acaba con las crisis sanitarias y, para redondear la mierdinoche, después de hacer acto de aparición con cara de tipo aguantándose la diarrea en un terremoto, nos enteramos de que tu mujer dió positivo en coronavirus, lo que te deberá llevar, supongo, a guardar cuarentena y a convertirte en el primer presidente youtuber de este país de pandereta. Puta vida, nene.
Y hoy, para dar inicio a la quincena fantástica del nacionalismo español curavirus, lanzas la campaña “Este virus, lo paramos unidos”. No, cariño, lo paramos separados. Por eso estamos todos en nuestras casas viendo pasar el tiempo; por eso muchos esperamos que se cierren aeropuertos, puertos y carreteras (excepto para garantizar servicios y productos básicos); por eso muchos queremos que nuestros gobiernos autonómicos tengan todo el poder para proteger a los ciudadanos de sus comunidades porque son los que conocen mejor el territorio y sus sistemas sanitarios y por eso queremos que se aisle a Madrid o a Catalunya. Separados, genio de la sanidad. Separados. ¿Unidos? ¿En qué? ¿En compartir una pandemia hasta que al puto coronavirus se le ponga cara de folclórica? ¡Qué vergüenza!